Carta a mi yo del pasado: el efecto del alcohol en el cerebro

Muchas personas, en mayor o menor medida, hemos tomado alcohol en cantidades más bien elevadas cuando éramos jóvenes. No te sientas raro, esto caracteriza una gran parte de la población española desde hace décadas. Conocemos bien los efectos inmediatos de la toma de alcohol como la desinhibición, la exaltación de la amistad y el amor, la alegría o incluso la euforia. Estos efectos se engloban dentro de un estado ‘activado’ del equilibrio del cableado del cerebro, que hace que podamos sentir que lo pasamos bien. 


Pero creo que es importante que sepas que esto no viene libre de consecuencias. Te voy a explicar aquí por qué pienso que deberías tener cuidado con el alcohol ahora que eres joven, mientras tu cerebro está inmerso en cambios fundamentales que forman parte de su desarrollo. Esto va a determinar, en mucha medida, tu calidad de vida ahora y más adelante. Cuanto antes tomes consciencia de ello y entiendas sus efectos, antes vas a contar con una ventaja valiosa, que impactará muy favorablemente tu bienestar. Tal vez no seas tú quien bebe cada fin de semana hasta que, a veces, devuelves la cena. Quizá sea un amigo o amiga. Este artículo también está dirigido a ti.

¿Cuáles son los hábitos de consumo alcohol de las personas?

Los adolescentes y jóvenes que toman alcohol habitualmente lo hacen a menudo de la forma binge drinking, es decir, beber para lograr emborracharse en el menor tiempo posible. Este concepto de binge anglosajón me parece curioso, porque se aplica también en otros casos como el visionado intensivo de series, por ejemplo en Netflix, cuando miramos tres temporadas en un fin de semana, o una maratón de películas, bien instalados en el sofá o en la cama (binge watching).


El pasado marzo se publicó un informe del Ministerio de Sanidad, evaluando el consumo de alcohol, drogas y dependencias en la población española: el informe EDADES (1). Hay que tener en cuenta que estos datos pueden ser un poco imprecisos, porque imagino que si le preguntan a alguien cuánto alcohol bebe o cuántos porros o cocaína toma al mes, es bastante posible que responda a la baja, o al menos eso creo que hubiera hecho yo hace 25 años. Te resumo aquí dos ideas de este informe respecto al alcohol:

  1. La población española comienza a beber sobre los 15 años, y el binge drinking se concentra en edades entre 15 y 34 años.

  2. El 6,4% de los jóvenes entre 15 y 34 años dice haberse emborrachado al menos una vez en el último mes.



Según un informe de la Organización Mundial de la Salud de 2019, con datos de 2002 a 2014, en Europa la mayoría de los adolescentes empiezan a beber alcohol entre los 12 y los 16 años, y el 25% de los adolescentes de esta región prueban el alcohol por primera vez a los 13 años (2). La estimación mundial de adolescentes (de 15 a 19 años) que bebieron alcohol en el último mes es del 27%, y oscila entre el 1 y el 44% en los distintos países.

¿Cuáles son los efectos del alcohol en el cerebro?


El cerebro es el órgano principal por el que se expresa nuestro comportamiento, porque es el centro de control de las actividades del cuerpo. Además, en él, existen regiones en las que se ubican funciones concretas como la memoria, la toma de decisiones, o que están implicadas en las distintas maneras y mecanismos biológicos que tememos para aprender.


Además, el cerebro cambia constantemente durante los primeros 18-20 años de vida, en un proceso que se conoce como neurodesarrollo. Curiosamente, la edad entre 15 y 18/20 años es crítica en este desarrollo, porque se dan fenómenos como la creación de millones de nuevas conexiones —también en la infancia— y la poda sináptica, que consiste en la eliminación de las conexiones que no son útiles por algún motivo (3,4).


Pero lo que quizá pases por alto es que estos procesos son extremadamente sensibles a la interacción con sustancias de abuso, como en este caso el alcohol, pero también otras drogas. Veamos ahora algunos de los efectos que han medido los/as científicos/as, para aportar luz y evidencias de cuál es el efecto del alcohol sobre el cerebro más a largo plazo:



  • El alcohol afecta negativamente, y en general, a la función cognitiva del cerebro (5,6). Una función cognitiva es toda aquella vinculada a las capacidades ‘intelectuales’, como la atención, la memoria, el aprendizaje o la toma de decisiones. Afecta la recuperación de recuerdos inmediatos —memoria a corto plazo—, la recuperación de recuerdos a largo plazo —memoria a largo plazo—, y la memoria de trabajo, una de las principales funciones ejecutivas ubicadas en la parte frontal del cerebro (7,8,9). Imagínate que no recuerdas que acabas de atarte los cordones de las zapatillas, qué te acaba de decir tu mejor amigo o cómo has celebrado aquel cumpleaños que fue memorable. Te sentirás cada vez más disperso, y tu capacidad aprender cosas nuevas se verá reducida.

  • La toma de decisiones, la toma de riesgos y la impulsividad, relacionadas con las funciones ejecutivas ubicadas en la zona frontal, también se ven comprometidas (10,11,12). Con el abuso del alcohol, el cerebro se activa más cuando se usan este tipo de funciones, y menos cuando este tiene que responder a recompensas (10), lo que significa que hay un patrón de activación alterado. Puede que escojas caminos en la vida que te lleven a situaciones complicadas, como jugarte dinero en apuestas, y cada vez necesitarás estímulos más fuertes e inmediatos para sentirte satisfecho.

“Me junté con unos amigos mayores que yo que me parecían guais. Lo único que conseguí fue que tomara otras drogas con ellos, además de alcohol. Con el tiempo pude ver que no me aportaban nada, y decidí dejar de ir con ellos.”



  • El alcohol deprime el sistema nervioso central, una vez pasada la noche de disfrute, y a largo plazo. Más allá de la resaca del día siguiente, que ya de por sí puede ser limitante, se ha encontrado que tener problemas diagnosticados con el consumo de alcohol o tener depresión severa dobla el riesgo de tener el segundo (13). Además, los adolescentes que se separan de sus parejas tienen mayor riesgo de tener ideas o intentos suicidas si hay alcohol u otras substancias de por medio (14).

  • Habrás oído hablar de la materia gris y la materia blanca. La materia gris se asocia a los cuerpos y dendritas de las neuronas, mientras que la blanca se asocia a los axones, recubiertos por una sustancia blanquecina, la mielina, que hace que los impulsos eléctricos vayan más rápido. El alcohol también provoca alteraciones en este sentido, que llamamos estructurales: produce un descenso de la cantidad de materia gris (15), y un descenso del crecimiento e integridad de la blanca (16). La estructura de tu cerebro se relaciona directamente con su función: cuanto más alterada esté, más se distanciará de un cerebro sano y autónomo. 

  • Finalmente, existen algunas alteraciones importantes que se han visto en animales, como los roedores. En los últimos años se ha descubierto que el cerebro puede generar neuronas nuevas, fenómeno conocido como neurogénesis. Los cerebros de ratas adolescentes generaban menos neuronas nuevas tras la exposición crónica al alcohol, es decir, durante un tiempo prolongado (17). Además, se vio reducida la cantidad de conexiones entre áreas del cerebro, y la función de estas conexiones, que se llama plasticidad sináptica (17). Esto puede comprometer seriamente tu capacidad de recuperarte de cualquier enfermedad vinculada al cerebro.



Aunque existen también otros efectos, he creído que estos son muy representativos de lo que le pasa al cerebro si bebes alcohol de forma intensiva y continuada. Me gustaría, sobre todo, que tuvieras una juventud y una vida saludable, y que puedas disfrutar de ella al máximo, sin preocuparte de que tu cuerpo y tu cerebro se deteriore por habértelo querido pasar bien, por dejar a un lado tus preocupaciones, o por no haber tenido la suficiente información.


Para saber más:

1 Informe EDADES 2022. Ministerio de Sanidad. https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/sistemasInformacion/sistemaInformacion/encuestas_EDADES.htm

2 Inchley, Jo, Currie, Dorothy, Vieno, Alessio, Torsheim, Torbjørn, Ferreira-Borges, Carina. et al. (‎2018)‎. Adolescent alcohol-related behaviours: trends and inequalities in the WHO European Region, 2002–2014: observations from the Health Behaviour in School-aged Children (‎HBSC)‎ WHO collaborative cross-national study. World Health Organization. Regional Office for Europe. https://iris.who.int/handle/10665/342239

3 Blakemore, S. (2008). The social brain in adolescence. Nature Reviews Neuroscience, 9(4), 267-277. https://doi.org/10.1038/nrn2353

4 Casey, B., Getz, S., & Galvan, A. (2008). The adolescent brain. Developmental Review, 28(1), 62-77. https://doi.org/10.1016/j.dr.2007.08.003

5 Winward, J. L., Hanson, K. L., Tapert, S. F., & Brown, S. A. (2014). Heavy Alcohol Use, Marijuana Use, and Concomitant Use by Adolescents Are Associated with Unique and Shared Cognitive Decrements. Journal of the International Neuropsychological Society : JINS, 20(8), 784. https://doi.org/10.1017/S1355617714000666

6 Hanson, K. L., Cummins, K., Tapert, S. F., & Brown, S. A. (2011). Changes in Neuropsychological Functioning over 10 Years Following Adolescent Substance Abuse Treatment. Psychology of Addictive Behaviors: Journal of the Society of Psychologists in Addictive Behaviors, 25(1), 127. https://doi.org/10.1037/a0022350)

7 Carbia, C., Cadaveira, F., Caamaño-Isorna, F., Rodríguez-Holguín, S., & Corral, M. (2017). Binge drinking during adolescence and young adulthood is associated with deficits in verbal episodic memory. PLoS ONE, 12(2). https://doi.org/10.1371/journal.pone.0171393

8 Hanson, K. L., Cummins, K., Tapert, S. F., & Brown, S. A. (2011). Changes in Neuropsychological Functioning over 10 Years Following Adolescent Substance Abuse Treatment. Psychology of Addictive Behaviors : Journal of the Society of Psychologists in Addictive Behaviors, 25(1), 127. https://doi.org/10.1037/a0022350)

9 Mahedy, L., Field, M., Gage, S., Hammerton, G., Heron, J., Hickman, M., & Munafò, M. R. (2018). Alcohol Use in Adolescence and Later Working Memory: Findings From a Large Population-Based Birth Cohort. Alcohol and Alcoholism (Oxford, Oxfordshire), 53(3), 251-258. https://doi.org/10.1093/alcalc/agx113

10 Cservenka, A., Jones, S. A., & Nagel, B. J. (2015). Reduced cerebellar brain activity during reward processing in adolescent binge drinkers. Developmental Cognitive Neuroscience, 16, 110-120. https://doi.org/10.1016/j.dcn.2015.06.004)

11 Schindler, A. G., Soden, M. E., Zweifel, L. S., & Clark, J. J. (2016). Reversal of Alcohol-Induced Dysregulation in Dopamine Network Dynamics May Rescue Maladaptive Decision-making. The Journal of Neuroscience, 36(13), 3698-3708. https://doi.org/10.1523/JNEUROSCI.4394-15.2016

12 Jones, S. A., Steele, J. S., & Nagel, B. J. (2017). Binge drinking and family history of alcoholism are associated with an altered developmental trajectory of impulsive choice across adolescence. Addiction (Abingdon, England), 112(7), 1184. https://doi.org/10.1111/add.13823

13 Boden, J. M., & Fergusson, D. M. (2011). Alcohol and depression. Addiction, 106(5), 906-914. https://doi.org/10.1111/j.1360-0443.2010.03351.x

14 Deas D, Brown ES. Adolescent substance abuse and psychiatric comorbidities. J Clin Psychiatry. 2006 Jul;67(7):e02. https://doi.org/10.4088/jcp.0706e02

15 Jones, S. A., & Nagel, B. J. (2019). Altered frontostriatal white matter microstructure is associated with familial alcoholism and future binge drinking in adolescence. Neuropsychopharmacology, 44(6), 1076-1083. https://doi.org/10.1038/s41386-019-0315-x

16 Pfefferbaum, A., Kwon, D., Brumback, T., Thomson, W. K., Cummins, K., Tapert, S. F., Brown, S. A., Colrain, I. M., Baker, F. C., Prouty, D., De Bellis, M. D., Clark, D. B., Nagel, B. J., Chu, W., Park, S. H., Pohl, K. M., & Sullivan, E. V. (2018). Altered Brain Developmental Trajectories in Adolescents after Initiating Drinking. The American Journal of Psychiatry, 175(4), 370. https://doi.org/10.1176/appi.ajp.2017.17040469


17 Baja la neurogénesis (roedores) Broadwater, M. A., Liu, W., Crews, F. T., & Spear, L. P. (2014). Persistent loss of hippocampal neurogenesis and increased cell death following adolescent, but not adult, chronic ethanol exposure. Developmental Neuroscience, 36, 297. https://doi.org/10.1159/000362874

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